¿Comerías comida preparada por alguien que es VIH positivo?
Según una encuesta reciente realizada por Casey House, un hospital para personas con esta enfermedad, acerca del VIH/SIDA, casi la mitad de los canadienses no lo haría, a pesar de que desde hace tiempo se ha establecido que la infección no puede transmitirse de esa manera.
Para combatir el estigma persistente que rodea al SIDA y la preparación de alimentos, el centro de tratamiento se ha asociado con la agencia Bensimon Byrne, para crear un restaurante en Toronto donde las comidas son cocinadas por chefs VIH-positivos.
Su nombre, June’s Eatery, fue escogido en honor a la fundadora de Casey House, June Callwood, el cual servirá cenas de cuatro platos los martes y miércoles. Con un precio de $125 por persona.
“Esta idea tiene que ver con el valor de las relaciones públicas y la conversación que crea”, le dice Joseph Bonnici a Adweek, Director Creativo, Ejecutivo y Socio de Bensimon Byrne. “La campaña social fue diseñada para generar la mayor cantidad de conversación posible antes de la ventana emergente. Descubrimos que cuando la ignorancia y la culpa aparecían en línea, había una comunidad rápida para explicar, educar y acallar las voces negativas. Realmente ha demostrado lo mejor de la naturaleza humana”.
“Cualquier cobertura negativa o sentimiento social nos permitió traer el estigma que en gran medida estaba oculto en el centro de atención”, dice.
Según Bonnici, las personas encargadas de dar vida a la campaña son los 14 chefs VIH-positivos que prepararán los platos. “Todo lo que hicimos tenía que tener en cuenta lo que habían pasado para llegar a este punto”, afirma.
“Nuestros chefs VIH-positivos, que provienen de todos los ámbitos de la vida, valientemente se acercaron para demostrar que no tienen nada de qué avergonzarse, y lo que es más importante, cocinar una comida para cientos de personas en Toronto que no tienen nada que temer de ellos”.
Para Casey House, que ha brindado atención y apoyo a la comunidad desde 1988, “no fue difícil encontrar 14 personas que quisieran ser parte de algo que ayudaría a acabar con el estigma en torno a la enfermedad”, dice Bonnici.
Incluso prepararon una provocadora invitación a la prensa, literalmente, preparando elegantes frascos de sopa, los cuales fueron enviados a salas de redacción en todo Canadá. Esa estrategia fue diseñada para desafiar a los miembros de los medios de comunicación a examinar sus propias creencias y, con suerte, generar más cobertura.
Los preparadores de alimentos trabajaron con el chef canadiense Matt Basile para diseñar el menú, que incluye entre otras cosas, entradas de sopa de puerro y ensalada reliquia tostada; un plato principal de filete de falda a la parrilla con chile rapini y tiramisú de pan de jengibre, con crema batida de café y merengue quemado.